MAR MUERTO & WADI MUJIB

La siguiente parada de nuestro viaje fue el Mar Muerto que, no debemos olvidar, no se trata de un mar, sino de un lago. Este es el punto más bajo del planeta tierra, pues se encuentra a 420 metros bajo el nivel del mar y, además, va bajando un metro cada año. Sus elevados niveles de salinidad crean ese efecto de flotación involuntaria tan curioso que le hacen famoso y los sedimentos ricos en minerales como el magnesio o el potasio hacen de los barros y las sales de este mar (o, mejor dicho, lago) un bien muy codiciado para el cuidado de la piel. Así pues, es un lugar tan especial en el mundo que no puedes dejar de visitarlo si estás en Jordania… No obstante, el calor que hace allí, sumado al calor de sus aguas, cuya temperatura oscila entre los 32 y los 35 grados, no te darán ni tregua ni sensación agradable.

Alojarte en el Mar Muerto es caro, aunque basta con pasar allí una tarde, como hicimos nosotros. Si no quieres pasar noche en el Mar Muerto, puedes ir a pasar una mañana o una tarde y luego seguir ruta para alojarte en otro sitio. Lo único es que, aunque por el camino vimos puntos en los que se podía dejar el coche y bajar al agua a darse un chapuzón, es posible que la experiencia de untarte en barro no la puedas hacer. La mayoría de los alojamientos son grandes hoteles con playas privadas y piscina, y en sus playas privadas lo tienen todo previsto para que puedas untarte en barro del Mar Muerto y bañarte en sus aguas. Al menos nuestro hotel, el Ramada Resort, tenía en su playa barro disponible y también un pequeño chiringuito en el que poder comprarte algo de beber, con un servicio de autobús cada media hora que tardaba 5 minutos en hacer el recorrido playa-hotel. No nos gusta alojarnos en hoteles de este tipo normalmente, pero fue lo más económico que pudimos encontrar disponible en la zona, la verdad. Quizás buscando con más tiempo (nosotros dejamos lo del alojamiento un poco para el último momento) puedas encontrar cosas más íntimas e igual de económicas. Sin embargo, hemos de decir que el hotel estaba muy bien y las habitaciones eran muy cómodas.

La experiencia de bañarse en el Mar Muerto es curiosa. Para empezar, lo más importante que debes tener en cuenta es que no debes bajo ningún concepto dejar que te entre agua en los ojos y, si eso ocurre, debes enjuagarte con agua dulce rápidamente. Así que ni se te ocurra meter la cabeza en el agua. Por otro lado, tampoco recomiendan darse baños de más de 10 minutos, ni estar más de 15 minutos con el barro en el cuerpo. De hecho, tanto con el barro como con las aguas, enseguida empezarás a notar cómo te escuecen algunos puntos del cuerpo (seguramente donde tengas más impurezas). Lleva chanclas o escarpines también para bañarte aquí, pues las playas tienen arena y piedras. Cuando te sumerges lo suficientemente en el agua, empiezas a notar que estás en un líquido espeso que te ofrece resistencia. Puedes sentarte en el agua y te mantiene a flote, puedes ir donde no haces pie y mantenerte erguido sin hundirte más que hasta los hombros, puedes tumbarte boca abajo (con cuidado de dejar la cabeza fuera) sacando fuera los brazos y no hundirte, puedes leer un libro… Lo que no puedes hacer es ni nadar ni hundirte. ¡Bañarse en el Mar Muerto es pasar un rato jugando con la sensación!

Otra cosa que se puede hacer en el Mar Muerto es parar en algún punto de la carretera y bajar a ver sus formaciones de sal o bañarte allí (no todo son playas privadas de hoteles, aunque casi todo sí). Al anochecer, puedes ver las luces de Jerusalén al otro lado, en la orilla de enfrente.

WADI MUJIB

Junto al Mar Muerto hay un cañón, similar al Siq de Petra pero con agua, que no puedes perderte: se trata del Wadi Mujib. Nosotros fuimos allí a la mañana siguiente para hacer barranquismo y nos lo pasamos genial.

Este cañón, de impresionantes paredes rocosas de unos 50 metros de altura, es la reserva natural más baja del planeta. Sus aguas deberían de bañar el Mar Muerto, aunque es posible que actualmente las tengan desviadas, pues al inicio y fin del recorrido, el agua desaparece. Hay varios recorridos que se pueden hacer, pero el más corto y asequible es el que hicimos nosotros: el Siq Trail. De hecho, para hacer los recorridos más largos, hay que ir a las 8:00 y contratar a un guía. Para hacer la ruta corta se puede ir en cualquier momento de 8:00 a 15:00, lo que pasa es que si no vas a primera hora, seguramente te tocará esperar un buen rato hasta que haya chalecos salvavidas disponibles. Nosotros llegamos a eso de las 10:30 y tuvimos que esperar casi una hora.

Hacer el recorrido (ida y vuelta) nos llevó aproximadamente una hora y media. Para esta ruta es posible contratar también un guía, pero nosotros lo hicimos por libre y la verdad es que no tuvimos ningún problema. En los puntos más complicados hay trabajadores que te indican por dónde debes pasar y que pueden echarte una mano. Lo que sí que es importante es llevar buen calzado (escarpines o sandalias cerradas) y ropa cómoda que ponerte encima del bañador. Allí te dan un chaleco salvavidas y si quieres te alquilan una bolsa estanca y unos escarpines.

Se trata de un recorrido que primero sube a contracorriente y llega hasta una cascada insalvable. Una vez allí, se ha de volver por el mismo camino descendiendo las aguas y usando sus saltos como divertidos toboganes en algunos puntos y sus tranquilos remansos como lento transporte con vistas al escarpado cañón que oculta el cielo de tus ojos en otros tramos. No es un recorrido que requiera una condición física especial, pero sí que es verdad que hay que tener un mínimo de fuerza. Yo no estoy nada en forma y no tuve problemas, pero sí que hubo un punto en que agradecí la mano de Jorge tirando de mí hacia arriba. Suponemos que tampoco será la misma experiencia hacerlo en agosto, como nosotros, que en junio, cuando debe de haber mucha más agua ofreciendo resistencia en la subida. De hecho, sólo es posible hacer barranquismo aquí en la temporada de verano. En definitiva, fue una experiencia muy divertida y bonita y, además, muuuuy refrescante. Jugar con un agua más o menos fresca a la sombra de unas paredes de roca impresionantes es un muy buen plan para pasar una calurosa mañana de verano en Jordania.

Todavía fresquitos nos subimos al coche y pusimos rumbo a Amán. Lo cierto es que en este punto improvisamos bastante la siguiente etapa de viaje. Íbamos a hacer noche en Jerash, así que pensamos que parar por el camino a comer en Iraq al Amir, para visitar alguna de las ruinas que hay allí y luego seguir hasta Jerash, era buen plan. Sin embargo, cuando vimos el desvío que había que coger, no nos apeteció meter el coche por allí, pues era un largo camino muy estrecho y empinado. De modo que, como estábamos bordeando Amman, decidimos entrar a la capital y comer en un centro comercial que tenía un acceso fácil desde las afueras. Este fue nuestro primer contacto con la capital de Jordania y nos sorprendió ver a una población mucho más moderna en la forma de vestir de lo que habíamos visto en el resto del viaje. También sufrimos la terrible conducción de los jordanos, sumada a la usencia de carriles dibujados en sus carreteras. Afortunadamente, Jorge es un excelente conductor y no tuvimos ningún susto, pero conducir en Jordania no es apto para todos los públicos…

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s