OSAKA

Nuestro quinto día en Japón fue para pasar el día en Osaka. Si te alojas en Kioto, es una excursión fácil y rápida que puedes hacer con un tren JR. Si Kioto es una ciudad con mucho encanto del Japón tradicional, Osaka es la otra cara de la moneda. En Osaka te vas a encontrar una ciudad de grandes edificios, tiendas diversas y unas cuantas calles de neones y escaparates de colores. 

No obstante, en Osaka hay también templos y un castillo que puedes visitar. Por ejemplo, puedes ir al santuario Sumiyosi (Sumiyosi Taisha) y también visitar el Castillo de Osaka. Merece la pena visitar el castillo, pues es un edificio muy bonito por fuera, rodeado de jardines y fosas, desde cuya última planta se puede ver Osaka. El edificio, sin embargo, como está reconstruido, por dentro no guarda sus antiguas dependencias y hoy en día es un museo, pero resulta bastante interesante para aprender un poco de su truculenta historia y, en general, de las rencillas de los señores shogun del Japón de los siglos XV-XVII.

Después de visitar el castillo, nosotros nos fuimos a la zona de Shinsekai, donde está la torre de Tsutenkaku. En este curioso punto de Osaka se cruzan dos calles llenas de colores que de repente te sumergen en una feria. A tu alrededor hay numerosos restaurantes con grandes muñecos (cangrejos, dragones, barcos…) sobre sus fachadas y tiendas-tómbola donde la gente juega para conseguir premios. Entre un estímulo visual y otro, las estatuas del dios Billiken, con aspecto de feliz duendecillo, se cuelan sonrientes. Nosotros no jugamos en ninguna tómbola, pero sí que aprovechamos para comer en uno de los restaurantes que había en estas calles.

Después de comer, paseamos por el barrio de Nipponbashi, en el que podemos encontrar numerosas tiendas de electrónica, sex-shops, tiendas «frikis» de muñequitos del mundo del manga e incluso vimos un bar en el que las camareras, a un lado de la barra, se tomaban algo con los clientes, sentados al otro lado, como si de una cita se tratase (no sabemos qué nombre tendrá este tipo de bar, pero seguro que tiene alguno). Nipponbashi nos dejó en el Mercado Kuromon Ichiba (que cierra a las 18:00), por el que curioseamos un poco los puestos de carne, pescado y otros productos.

Nuestra excursión por Osaka terminó en Dotonbori, un cruce de calles y centros comerciales sobre el canal en el que, entre otros anuncios de neón, se encuentra la icónica imagen del corredor de Glico. En uno de los lados de este mismo canal hay una gran tienda, llamada Don Quijote, que merece la pena curiosear. En cada piso hay productos diferentes y no es mal sitio para comprar algunos recuerdos; ¡yo encontré allí por fin el peluche de Totoro y del Gatobús que andaba buscando y no encontraba en ninguna de las tiendas de los estudios Ghibli!

Terminando ya nuestra jornada en Osaka, asomamos un tramo por la calle cubierta de Shinsaibashi, que es una calle llena de tiendas occidentales. Desde allí, al tomar por otras calles el camino de vuelta hacia la estación, nos encontramos con muchas tiendas curiosas de segunda mano y ropa vintage y con un bar en el que puedes acariciar y alimentar a una sorprendente variedad de animales (no entramos a probarlo porque nos dio miedo lo cara que pudiera salirnos la consumición). Más adelante en nuestro viaje (en Tokio) nos acostumbramos a ver muchos más establecimientos de este tipo.

Como siempre para este y otros viajes, recomendamos viajar con seguro. En nuestro caso, este último viaje y el que estamos mirando para el verano de 2024 lo haremos con MONDO que parece que esta tomando la delantera en este mundillo. Si queréis un descuento del 5% al contratar el vuestro, sólo tenéis que pinchar en la siguiente imagen.

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