SESRIEM Y SOSSUSVLEI: EL DESIERTO DEL NAMIB EN SU MÁS PURO ESTADO

Aunque Namibia en sí es un enorme desierto y sus paisajes desérticos son muy diversos, si quieres adentrarte en su zona más famosa del desierto del Namib tienes que ir a Sesriem. Este paisaje de sabanas amarillas y dunas rojas te enamorará y te transportará a otro mundo.

Desde Walvis Bay viajamos a Sesriem. Salimos tranquilamente por la mañana y dedicamos casi todo el día a nuestro viaje. Según el GPS, el viaje son unas 4 horas, pero hay que tener en cuenta que la mayor parte del viaje se hace por carretera de grava y si no vas muy rápido al final son unas 5 horas de viaje. Además, hay que tener en cuenta que, si como nosotros te alojas en el camping de Sesriem NWR (el del gobierno) que está dentro del parque natural de Sesriem-Sossusvlei, debes atravesar una puerta de acceso que tiene horario de apertura y cierre.

Para acceder a este parque natural, al igual que en Etosha, hay que pagar una tasa. Nosotros nos quedamos 3 noches y tuvimos que pagar 1050 dólares namibios. A los alrededores del parque hay muchos campings y lodges, pero la ventaja de alojarte en este es que es más barato y te permiten entrar al parque una hora antes que si te alojas en otro lugar. Si estás alojado aquí, puedes entrar al parque a partir de las 6:30. Esto es útil si alguna mañana quieres madrugar para ir a ver el amanecer desde las famosas dunas. 

Una vez más, en este camping estamos en medio de la naturaleza y nos dan un hueco debajo de un árbol enorme al que los órix vienen a comer hojas, de hecho los órix que se acercaban de noche nos dieron algún susto porque no los ves venir hasta que oyes sus pezuñas cerquita…

El viaje de Walvis Bay hasta aquí comienza por uno de esos interminables desiertos de Namibia que separan el océano del interior en los que no se ve nada más que tierra gris y la larga recta de la carretera hasta donde alcanza la vista. Luego el paisaje empieza a cambiar y vas pasando por montañas, cañones y largas sabanas con más vegetación y fauna. Puedes ver springbok, órix, avestruces… Conforme te vas acercando a Sesriem, las llanuras amarillas combinan su color con el rojo, el gris y los tonos marrones de las montañas y de algunas dunas que se agarran a ellas como queriendo comérselas. Un viaje hermoso para tomarse con paciencia. En el que además atraviesas el trópico de Capricornio.

Hechos unos dos tercios del camino pasas por la famosa gasolinera Solitaire, llamada así porque hace algún tiempo era la última que había, en medio de la nada (como casi todo en este país, por otra parte), antes de adentrarte en el desierto de Sesriem-Sossusvlei, así que era parada obligatoria para repostar. Ahora hay otra gasolinera en Sesriem. La gasolinera Solitaire es famosa también por su pastel de manzana (Apfelstrudel), así que nosotros decidimos parar ahí para repostar gasolina, comer y probar de postre el inmenso trozo de pastel. Es un rincón curioso, bueno para hacer un alto en el camino.

Cuando llegamos a Sesriem eran las 16:00 de la tarde y, como aún nos quedaban unas horas hasta el atardecer, nos fuimos a ver la duna Elim, que está cerquita del camping. Al llegar nos lanzamos a subirla y la verdad es que nunca llegamos hasta la cumbre… Pero no pasa nada, las vistas de la llanura amarilla por la que habíamos venido, en contraste con la arena naranja de la duna, son preciosas. 

A la mañana siguiente fuimos a subir la duna Big Daddy y a ver Deadvlei y Sossusvlei. Deadvlei significa “lago muerto” en afrikáans, por lo que el mortífero regalo que aquí nos ha dejado la naturaleza es la imagen petrificada de lo que antes fue una laguna al pie de las altas dunas rojas que conforman este desierto.

Deadvlei es el punto que todos venimos a visitar principalmente, pero rodeándolo tenemos a la inmensa duna de 325 metros de altura conocida como Big Daddy y, frente a ella, a la duna llamada Big Mamma, con la laguna (aún viva) de Sossusvlei a sus pies.

Además, antes de llegar a este punto, también se puede ir andando a otra antigua laguna llamada Hiddenvlei y a algún punto más que te marcan en un mapa que te entregan al llegar al camping (imagen un poco más arriba). Así pues, nosotros dedicamos la primera jornada a esta zona de Sesriem. Al día siguiente tenemos la intención de ir a la Duna 45 y el cañón de Sesriem. Realmente, lo ideal para visitar el parque tranquilamente sería un día y medio o un par de días, dependiendo de la cantidad de cosas que quieras visitar.

Para llegar a Deadvlei, Big Daddy, etc. Hay que seguir una carretera asfaltada desde la entrada al parque por la que tienes que conducir aproximadamente una hora hasta llegar al parking al final de esta. Las vistas son preciosas, con las dunas rojas flanqueando el camino. Cuando llegas al parking, tienes la opción de seguir por el camino de arena hasta el parking final de Deadvlei, por tu cuenta y riesgo, o dejar ahí tu coche y pagar 180 dólares para que te lleven en un shuttle. Nosotros, que preferimos no pasar nervios, optamos por la segunda opción. Además resulta divertido que te lleven arena arriba, arena abajo, mientras disfrutas de las vistas, quienes saben conducir por la arena…

Al llegar, el conductor nos calcula el tiempo que vamos a terminar en verlo todo, para venir a recogernos más tarde, y la verdad es que lo clava. Aunque no sabemos si esto lo harán siempre o es porque ahora apenas hay turistas. Así pues, podemos decir que subir la duna de Big Daddy, descansar un rato arriba, bajar, cruzar Deadvlei y volver al parking donde nos recoge de nuevo el conductor nos lleva dos horas y media.

Aunque no todo el mundo lo hace, uno de los grandes atractivos de venir a ver Deadvlei es subir a la Bid Daddy (dicen que es la duna más alta de la zona, aunque la más alta de desierto del Namib es la Dune 7, en Walvis Bay), pero subirla cuesta mucho trabajo, así que conciénciate… Y, sobre todo, cuanto más peses, más te hundirás, así que mejor que no vayas muy cargado. A nosotros nos costó más o menos una hora y media subirla. Lleva bien de agua y ponte crema de sol aunque sea invierno, que en Namibia el sol de invierno está visto que también quema. Nosotros comenzamos nuestra ascensión a las 11:00 y no pasamos mucho calor, pero sí que es cierto que al bajar la duna la arena ya comenzaba a quemar y en el resto de paseos que dimos después sí que pasamos bastante calor, así que conviene tenerlo en cuenta si vienes aquí en pleno verano namibio (que nosotros estábamos en invierno).

Nosotros tuvimos suerte y salió un día “sin” viento. Esto es algo que también conviene observar, porque el viento en las dunas te hace la vida imposible.

Subir al Big Daddy no sólo te da vistas del Deadvlei desde arriba, sino también del rojo desierto de dunas que se pierde en el horizonte por todos tus costados. Además del Deadvlei, que parece una pincelada blanca sobre la arena, una mancha de pintura que alguien haya derramado sin querer sobre el desierto, puedes ver en otros valles los restos similares de otras lagunas ya secas. Cuando te hayas cansado de las espectaculares vistas y decidas bajar, lo mejor es que lo hagas lanzándote a la carrera duna abajo directo a la arcilla blanca de Deadvlei. Tranquilo, porque caerte no te vas a caer.

Para acceder a Deadvlei no tienes que subir antes a la duna si no quieres. Desde el parking unos palos te señalan el camino y, aunque también tienes que pelearte un poco con la arena arriba y abajo no es un camino largo. Deadvlei es un paisaje que no habrás visto en ningún otro sitio, es único y cautivador. Donde antes hubo vida ahora ya solo quedan los esqueletos de unos árboles que murieron hace 600 o 700 años pero que aún se yerguen sobre ese antiguo barro, ahora blanco, porque el ambiente está tan seco que no pueden pudrirse. 

Cuando el conductor nos recogió, nos llevó hasta Sossusvlei, donde nos esperó porque le dijimos que en 10 minutos estaríamos listos para volver al parking donde habíamos dejado el coche. Teníamos tanta sed y calor que el cuerpo no estaba para seguir andando mucho más sin comer y reposar antes.

En Sossusvlei puedes hacerte una idea de cómo era antes Deadvlei, ya que el paisaje es el mismo pero todavía vivo: en vez de barro blanco hay agua, los árboles vivos y verdes dan una sombra fresca y en vez de Big Daddy, la duna que abraza esta laguna es la Big Mamma.

De vuelta junto al coche nos hicimos una ensalada y comimos en unas mesitas a la sombra de un árbol. Si antes había pocos turistas, ahora estamos totalmente solos. Hasta los conductores de los shuttles se han ido ya. 

Tras una siestecita, decidimos lanzarnos a buscar el Hiddenvlei, ya que una señal marcaba que estaba a 2 kilómetros andando por el desierto. No obstante, tardamos media hora larga en llegar (sin subir dunas pero arena arriba y arena abajo) bajo un sol de justicia y se nos hizo un poco largo después de la cantidad de paseo por las dunas que habíamos tenido ya. Así que, a no ser que te encante pasear por el desierto, igual no es buena idea que te hagas el paseo si has subido antes alguna gran duna, como nosotros. Por otro lado, Hiddenvlei es bonito, ya que es una estampa similar a Deadvlei, pero no es tan impresionante.

Nuestro segundo día completo en Sesriem fuimos por la mañana a dar un paseo por el cañón de Sesriem, que nos hizo pensar en esa escena de El Rey león en que Simba pierde a su padre en la estampida. 

Puedes aparcar el coche en una zona de parking y ver desde arriba cómo la tierra se abre para dejar espacio al río que seguramente fluya por él en temporada de lluvias y también bajar abajo y andar por el cauce ahora seco. Nosotros dimos un paseo hasta que nos aburrimos, ya que el cañón tiene kilómetros de longitud y no era nuestra intención llegar hasta el final. Es un paseo curioso, pero no imprescindible. Así que está bien para acercarse si te sobra algo de tiempo. Una vez en el cañón, andando hacia la derecha vas paseando entre paredes que se ensanchan cada vez más, con árboles incluso. Sin embargo, si andas hacia la izquierda, verás como las paredes de roca se estrechan cada vez más, hasta llegar a un punto donde hay por fin algo de agua y ya no hay paso posible para continuar.

Por la tarde nuestra intención era subir a la Dune 45 para ver el atardecer, pero unos dolores de cabeza inesperados y una tarde con un viento cargado de arena que hace imposible cualquier plan nos obligaron a tomarnos una tarde de descanso en el camping contemplando tranquilamente la sabana.

Tras el atardecer, nos acercamos andando (tras la puesta de sol ya no dejan atravesar las puertas del parque en coche) al Sossusvlei Lodge, que está cerca de nuestro camping, para cenar allí. Lo que tiene este lugar de especial es un restaurante con un buffet libre para las cenas en el que puedes probar por 345 dólares carne de caza. Esta vez había menos variedad, al haber menos gente, pero es muy recomendable, poder probar el filete de impala a la brasa, o el eland. Además había un pastel de órix espectacular y otras viandas dignas de poder degustar por lo menos una vez en el viaje. Además de los platos principales hay un gran surtido de postres y de entrantes que acompañan a la carne a la brasa.

El lugar es muy bonito y apacible, y seguramente, cuando los días alarguen, en su verano, el cenar mientras ves la puesta de sol bien merezca la pena. Nosotros, después de una agradable velada a la luz de las velas y de las estrellas, hicimos de vuelta bajo el manto de la vía láctea los 10 minutos que nos separaban de nuestra casa sobre ruedas.

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