Capadocia, tierra de tesoros ocultos

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En un mes de abril de hace ya dos años, aprovechando que vivíamos en Estambul y que teníamos tres o cuatro días de vacaciones, decidimos irnos a descubrir las misteriosas tierras desérticas de la Capadocia. Los recuerdos quedan ya un poco difusos, así que no podremos dar tantos detalles del viaje, narraremos en esta entrada sobre todo las experiencias y sensaciones de dos viajeros que se adentran en una zona mágica.

Como decía, teníamos unos pocos días de vacaciones, y una amiga había venido de visita a Estambul, así que se animó a unirse al viaje, así como otro colega que trabajaba con nosotros, de modo que seríamos cuatro en la aventura. Sin tiempo que perder, aunque se puede viajar en autobús, cogimos un avión que nos dejó en el aeropuerto de Kayseri en tan sólo una horita. Al llegar, nos recogió una furgoneta (uno de esos servis turcos) que habíamos contratado con el hotel de Göreme.

Pusimos pie en Göreme de noche y ya entonces, iluminados por las farolas, pudimos comprobar que la mayoría de los hoteles de aquel pintoresco pueblo eran, al igual que el nuestro, cuevas. Göreme es el pueblo que se encuentra en el corazón de Capadocia, seguramente el lugar en el que os hospedaríais si viajáis allí. Es, por eso, eminentemente turístico. Cuando nosotros fuimos era abril, así que había muy pocos turistas y se estaba de vicio, supongo que en temporada alta la cosa será diferente. Se trata de una zona que está entre tres antiguos volcanes. Es por ello que surgieron aquellas curiosas formas rocosas, que antaño dieron cobijo a varios pueblos. En todo Göreme y sus alrededores pueden verse afilados dientes de roca que surgen del suelo y que tienen…ventanas. ¿Ventanas? Sí, así es. Algunos todavía están enteros, pero otros, medio derruidos (supongo que debido a terremotos y el paso del tiempo) dejan ver lo que fueron estancias de pequeñas casas. Hace muchos siglos, los pueblos de la zona vivían en esas cuevas para esconderse del enemigo. Hace no tanto tiempo, cuando los griegos expulsaron a los turcos de su país, algunas de esas personas que ya no tenían nada se instalaron de nuevo allí.

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Nada más llegar al hotel tuvimos el primer desencuentro, que se complicaría a la mañana siguiente. Al hacer la reserva del hotel habíamos visto que a través del hotel también se podían reservar vuelos en globo (algo que sin duda queríamos probar) así que habíamos contactado con el hotel y nos habían dicho que nos guardaban una plaza. Nadie nos hizo pagar nada ni concretaron qué día íbamos a volar, por lo que supusimos que no era algo muy serio y que se concretaría y formalizaría todo al llegar allí. La cuestión es que el amigo que viajaba con nosotros tenía un contacto en Estambul que nos podía conseguir un viaje en globo mucho más barato. Obviamente decidimos hacerlo así, y a través de nuestro amigo reservamos el vuelo para la primera mañana. Lo que no nos esperábamos era la reacción de los dueños de nuestro hotel cuando, nada más llegar, les comunicamos que finalmente no queríamos contratar el vuelo a través de ellos. Obviamente no podían impedírnoslo porque no habíamos hecho ninguna reserva formal, pero (sobre todo a la mañana siguiente, tras el vuelo y mientras tratábamos de disfrutar de un desayuno maravilloso bajo el sol en la terraza del hotel) nos tocó soportar una buena discusión. Así que, si alguien «reserva» un viaje en globo a través de su hotel en Capadocia y está preocupado porque la reserva no parece formal, que no se preocupe, seguro que lo es, la informalidad es parte del carácter de los turcos.

Aparte de este incidente, la estancia en el hotel fue estupenda. ¡Qué bien se duerme en una cueva fresquita en medio del desierto! Las paredes, de blanca arenisca; los bancos, las camas, los suelos… cubiertos por esas telas turcas de colores, predominantemente rojos, de un tacto recio como de cabra. Todo es precioso y místico, como en tantos rincones de Turquía.

La primera mañana el despertador sonó a eso de las 4:00. ¡Arriba, vamos a montar en globo! Afortunadamente amanecía sin lluvia ni viento (ya  que si hay una pizca de este último, los globos no salen). Y un par de horas más tarde nos estábamos subiendo a la cesta de un inmenso globo de colores. Tuvimos mucha suerte y nos tocó en uno de los extremos de la cesta (más vistas), ya que hay que tener en cuenta que en uno de esos globos viajan unas 15 personas. El piloto preparaba el globo para despegar, las llamaradas rugían sobre nuestras cabezas y parecían a punto de quemarnos la piel. De repente ya está. Apenas lo notas. La cesta no se mueve una pizca. Sólo sabes que has despegado porque empiezas a ver cómo poco a poco el paisaje se aleja, luego el suelo… Vas pasando entre las chimeneas de roca, entre gargantas, sobre campos de frutales, donde cuentan que en verano la gente puede alargar un brazo y coger una fruta, hasta que en un momento te encuentras muy lejos de poder alcanzar cualquier cosa con la mano.

Estás suspendido en un espectáculo sin igual: varias decenas de globos danzan en el amanecer como tú, suspendidos en un vals de colores, como gotas de agua pendidas del revés en el aire, como burbujas de espuma que se dejan llevar por la brisa. A nuestros pies se abren gargantas abruptas de colores: rosa, blanco, rojo, amarillo… Parecen bocas llenas de colmillos. A nuestro alrededor: silencio. Sólo silencio y paz.

Siento no recordar muy bien el orden en que hicimos las cosas, pero puedo contar que me impresionó enormemente el Museo al aire libre de Göreme (hay que pagar entrada, pero si tienes la Müzecard te sirve porque es un museo nacional). Es una zona, junto a Göreme, donde te adentras en un montón de cuevas plagadas de maravillas. Por desgracia no dejan hacer fotos dentro. Supongo que en sus tiempos sería una importante zona de la población, por eso hay más iglesias. La cuestión es que te adentras en las formaciones rocosas y ves cómo eran por dentro algunas casas mejor conservadas (con su mesa del comedor tallada en la propia piedra de la cueva), entras por pequeñas puertas y ante tus ojos aparecen coloridas cúpulas de escondidas iglesias. Una maravilla.

Otro día reservamos, en una de las miles de agencias que hay esparcidas por todo Göreme, un tour de un día para visitar algunos lugares que nos pillaban más lejanos. Fuimos hasta la ciudad subterránea de Derinkuyu, visitamos un oasis en un valle surgido en una falla a los pies de un volcán, un antiguo monasterio tallado en la montaña que más tarde se convirtió en caravanserai, lugar para el reposo de los viajeros de paso, y finalizamos el recorrido en un pueblo que hay ya junto a Göreme, donde se encuentra (por supuesto, también tallado en una de esas chimeneas de roca) el antiguo castillo de Uçhisar. Llegamos al castillo ya tarde, por lo que estaba cerrado, pero pudimos disfrutar a sus faldas de un atardecer de cigarrito, cerveza y preciosas vistas del valle de Göreme.

La gente en realidad no vivía en la ciudad subterránea de Derinkuyu, sino que vivía arriba, en su pueblo, y se refugiaba en el subsuelo cuando sabían que se acercaba el enemigo. La ciudad subterránea tenía nada más y nada menos que nueve niveles, y estaba preparada para albergar incluso al ganado. Durante la visita no se puede acceder a todos los niveles, ya que la mayoría están cerrados. Pero ves lo suficiente como para hacerte una idea de la claustrofobia que debían sentir los habitantes allí escondidos, rodeados de oscuridad, perdidos en laberínticos pasillos de piedra y con cero privacidad entre familias. Habían ideado una red de respiraderos y un sistema de defensa por si les descubría el enemigo. Este sistema consistía en cerrar los ya de por sí estrechos pasillos con una rueda de piedra con un pequeño agujero en el centro, lo cual impediría el paso y permitiría pegar lanzadas a quien se aproximara a través de la perforación.

Otro de los lugares que sin duda debe visitar el  viajero es el Valle de las Palomas, junto a Uçhisar, llamado así por los palomeros tallados en las rocas del valle. Y es que, antiguamente, usaban palomas mensajeras en la zona. Las vistas del valle son preciosas desde el mirador, con varias tiendas de recuerdos y terrazas muy bonitas donde tomarte un çay o picar algo.

Creo que fue el último día cuando decidimos que queríamos explorar el valle de afiladas gargantas de colores que bordea Göreme. Vimos que se podían alquilar motos o quads, pero siempre iba un guía contigo, y como lo que nosotros queríamos era perdernos, decidimos que lo mejor sería ir a pie.Hacía un día estupendo, para el que no íbamos preparados, así que nos remangamos mangas y pantalones, nos cubrimos la cabeza y comenzamos nuestro trekking por el desierto. Podría decir que, exceptuando el vuelo en globo, claro está, fue mi parte favorita del viaje. Nos cruzamos con muy poca gente por los senderos. A veces caminamos por caminos fáciles de tierra, rodeados de espontáneos colmillos de roca subiendo al cielo y de campos de cultivo. A nuestro alrededor todo era verde o blanco, si mirabas al cielo: azul. Otras veces trepamos las formas rocosas para alcanzar increíbles vistas o para toparnos con caminos sin salida. En ocasiones, asomabas la cabeza por una puerta excavada en la roca y te encontrabas con las pinturas de antiguas iglesias (mucho peor conservadas que las del museo al aire libre). Terminamos subidos a un estrecho sendero con una garganta de pinchos amarillos y rojos a nuestros pies.

Me encantó. Me encantó sentir el aire del desierto y el tacto de la roca al desprenderse como arena blanca en mis manos. Es el tacto de Capadocia.

Cómo en todos los viajes que hacemos fuera de la Unión Europea recomendamos ir con seguro si no estamos cubiertos con nuestra tarjeta sanitaria.  Podéis elegir el que más os interese, pero estad atentos sobretodo a unas cuantas claves: que os atiendan en español y con un número directo desde cualquier punto del globo; las coberturas que os ofrecen y la cobertura en caso de pérdida de enlaces o de retraso del medio de transporte, además del reembolso en caso de anulación si cogéis los viajes con mucha antelación.

Nosotros elegimos la primera vez IATI por el precio y las coberturas que nos ofrecían en alguna de sus muchas opciones. Sí al final os decidís por esta compañía,  y lo contratáis a través del siguiente enlace tendréis un 5% de descuento.

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