En Walvis Bay nos alojamos en un camping que se llama Lagoon Chalets. Se encuentra en un extremo de la ciudad junto al comienzo de la bahía donde se puede ver a los flamencos y, aunque resulte increíble, el primer día estuvimos totalmente solos en él y las siguientes dos noches sólo se sumó una familia de franceses.
Walvis Bay, al igual que Swakopmund, es una de las ciudades costeras más importantes de Namibia. No obstante, a pesar de ser ciudades grandes en comparación con el resto de poblaciones del país, son pequeñas y se esparcen en avenidas muy anchas con casas y chalets de una o dos plantas. Tienen ese curioso toque namibio…
Conforme te acercas a la ciudad, por la carretera ves cómo las dunas de arena del desierto tratan de comérsela, ganándoles poco a poco terreno a los muros y calles. Por supuesto, con la ayuda del constante viento que hace que la arena esté presente en tu día a día. Es, como Swakopmund, una ciudad entre el desierto y el mar. Sólo que aquí parece tener más rabia el desierto y menos el mar.
Nuestro primer día en Walvis Bay visitamos por la mañana el Lagoon para ver a los flamencos. Muy cerca de donde estábamos alojados, se encuentra el paseo marítimo de la ciudad. La bahía es inmensa y el agua apenas cubre, pues los bancos de arena se extienden hasta donde se pierde la vista. Así pues, los flamencos pasan el día zanqueando por el agua mientras picotean sus fondos. También puedes ver algunas focas que asoman los lomos por el agua en sus divertidos saltos. Además de pasear por ella, en esta bahía hay gente que hace piragüismo al atardecer.


Para visitar el Lagoon y el Pelican Point, con el coche puedes bajar un poco más hacia el sur, saliendo de la ciudad, y te adentras en unas salinas de colores exóticos (unos 15 minutos de trayecto). En las salinas hay bastante trajín de camiones, por lo que en teoría no deberías pararte en el camino, pero siempre encuentras un momento para ver bien esas salinas de color rosa-violeta tan curiosas que deja la sal rosa de Namibia.


Pasadas las salinas, te adentras en un camino de arena dura (no hay problema con el todoterreno) para llegar a un playa inmensa donde por fin rompen de nuevo con fuerza las olas del mar abierto. Nosotros dimos un pequeño paseo por ahí, con la intención de acercarnos hasta el Pelican Point, pero finalmente no nos atrevimos, tras probar un rato la conducción por la arena y no vernos muy seguros con el coche.
El Pelican Point es un extremo de estos inmensos bancos de arena que rodean la bahía coronado por un faro (también hotel) donde hay un montón de focas y pelícanos. Pero el camino estrecho de arena, con agua a ambos lados, que hay que atravesar para llegar hasta allí, no nos daba ninguna seguridad. Habíamos leído que es fácil quedarse encallado en él y preferimos no arriesgarnos. Durante un rato dudamos si hacerlo andando, pero el faro se veía tan perdido en la lejanía, como una sombra tímida sobre el mar, que seguramente nos llevaría horas ir y volver. Así que decidimos dejar el Pelican Point para otra vida…
Por la tarde fuimos a coronar la Duna 7, a las afueras de la ciudad. Dicen que es la duna más alta de Namibia. La verdad es que el calor apretaba como si fuera verano (37 grados), a pesar de la fría noche anterior… Quizás por eso estábamos solos al llegar, uniéndosenos más gente cuando ya nos íbamos a ir. Como hemos comentado antes, el desierto besa el mar desde que nos adentramos en la Skeleton Coast, bajando desde el norte, pero no es hasta aquí donde empiezan a verse auténticas dunas. La Duna 7 es la última de una hilera de dunas que protege las espaldas de Walvis Bay.
Así pues, ir a la Duna 7 sencillamente implica aparcar el coche en una zona de picnic con varias palmeras que hay a los pies de la duna y echar a andar hacia arriba como mejor puedas. Si nunca has probado lo que cuesta subir una duna… ¡Este es tu momento! Te recomendamos que planifiques bien por qué loma será más leve la subida…. Subir la duna es bonito, las vistas desde arriba son suaves y hermosas, abrazando la cresta de la duna y acariciando sus arenas hechas de cuarzo. Pero bajar la duna… ¡es lo más divertido! Por supuesto, si te van los quads, ahí mismo tienes la posibilidad de hacerte una excursión en ellos por las dunas. Actividad que también puedes reservar con otras empresas en Walvis Bay.



Para terminar el día nos dimos un paseo tranquilo por la bahía, disfrutando de las vistas al atardecer. Aunque si te adentras por las calles de la ciudad verás que hay trajín de coches y gente en los comercios, la ciudad en sí tampoco tiene mayor atractivo turístico como para ponerse a callejear por ella.
Tras el paseo, fuimos a tomarnos algo al bar-restaurante del camping y al ser viernes se notaba mucho ambiente. Decidimos cenar ahí y, desde luego, si te alojas en este camping es algo que tienes que hacer. Aunque todo lo que probamos está delicioso (pescado y carne) no puedes irte del Lagoon Chalets & Camping sin probar sus calamares… ¡Los mejores que hemos probado nunca! Im-pre-sio-nan-tes.
Desde Walvis hay una serie de actividades que puedes contratar: un crucero para ver delfines, focas y quizás ballenas (de hecho, el nombre de la ciudad deriva de “bahía de las ballenas” [whales bay]), hacer sandboarden las dunas, una excursión en 4×4 por las dunas hasta Sandwich Bay… Nosotros nos lo pensamos un poco, pero finalmente decidimos que eran demasiado caras (quizás en relación al interés que nos despertaban) y no nos lanzamos a contratar ninguna.
Para visitar los principales atractivos turísticos de Walvis Bay en realidad un día es suficiente. Por supuesto, si quieres contratar alguna de las actividades mencionadas, está bien quedarse algún día más. Nosotros el segundo día que amanecimos en Walvis en realidad nos fuimos a ver algunas cosillas que se nos habían quedado pendientes en Swakopmund. Y nuestra tercera mañana en Walvis fue para emprender el viaje a Sesriem, la zona más famosa del desierto del Namib.
Sigue con nosotros el viaje. Siguiente etapa: SESRIEM Y SOSSUSVLEI: EL DESIERTO DEL NAMIB EN SU MÁS PURO ESTADO
2 comentarios en “WALVIS BAY: DUNAS, MAR Y FLAMENCOS”